Alza el rostro al oír la acusación y clava los ojos en ella, su víctima. Está agonizando, delirando. Llora, tiembla. Atrapa mechones de cabello enteros, tirándolos, presa de la histeria.
Siente sus gritos, el éxtasis previo a la muerte. Una muerte que él mismo ha provocado.
Cuando finalmente se silencia, él sigue mirándola inexpresivo. Delinea el
(
Read more... )